Sopa de cebolla


La sopa de cebolla, como su nombre indica, es un plato muy sencillo, de origen francés, preparado principalmente a base de cebolla confitada o caramelizada, ideal para los días fríos de invierno.
He consultado varías recetas y hay diversas alternativas. Hay quien añade un poco de vino o Brandy; hay quien fríe muy poco la cebolla, quien añade una cucharadita de azúcar o quien la prepara con mantequilla en lugar de aceite de oliva. Ésta es la receta que tradicionalmente se prepara en mi casa. 
Es muy sencilla y el resultado es exquisito y reconfortante en días fríos.

Ingredientes (6 personas):

  • 4 cebollas medianas
  • 2 litros de caldo de carne (o dos pastillas de caldo)
  • 1 cucharada de harina
  • 6 rebanadas de pan
  • Queso rallado
  • Sal y pimienta negra molida


Pelar y cortar las cebollas en juliana fina. En una cazuela (preferentemente de hierro) cubrir el fondo con aceite de oliva virgen (quien quiera puede sustituir o mezclar con un poco de mantequilla) y cuando esté caliente añadir la cebolla.
Dejar rehogar a fuego medio hasta que esté bien caramelizada (hasta que empiece a coger color dorado, sin que lo coja). Este proceso lleva un buen rato (depende, pero puede ser hasta 1 o 1’5 horas, en función del fuego).
Retirar a un lado la cebolla y añadir una cucharada colmada de harina en el aceite restante y dejar tostar bien. Remover todo junto y dejar un minuto más. Añadir el caldo de carne, sal y pimienta y dejar hervir a fuego lento unos 30 minutos aproximadamente.
Precalentar el horno a 180-200º.
Verter la sopa en una cazuela apta para horno.
Tostar las rebanadas de pan, colocarlas encima de la sopa, espolvorear generosamente con queso rallado y meter en el horno con ventilador y gratinados a 180-200º, hasta que esté dorado (15 min aprox.)
Se puede preparar directamente en cazuelitas individuales y la presentación será mucho más fácil.

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